22 ago 2006

¿Arde Oaxaca?


La ciudad de Oaxaca, ese Patrimonio de la Humanidad y orgullo de México por tantas razones, está siendo golpeada de manera inmisericorde. Un grupo de rufianes ha tomado posesión de sus calles, ha bloqueado las carreteras de acceso, ha impedido el acceso y la salida de las estaciones de autobuses foráneos, ha quemado autobuses y ha tomado radiodifusoras. La policía, en lugar de restablecer el orden, ha sido retirada de las calles para evitar choques con estos porros.

Desde hace meses la actividad económica de la ciudad se ha desplomado como consecuencia del plantón permanente en su centro histórico. A los grupos de choque que han llevado a cabo la toma de la ciudad, cuyos integrantes nunca han dejado de recibir sus sueldos de la Secretaría de Educación Pública o de organizaciones gangsteriles, poco les importa que los trabajadores pierdan sus empleos. Una pinta en un muro de la ciudad, reproducida en una fotografía por la página de internet de un periódico capitalino, señalaba en abierto desafío: "Turista go home. Oaxaca anticapitalista."

Las autoridades que han jurado cumplir y hacer cumplir la ley al tomar sus cargos se esconden y se echan la culpa mutuamente. ¿Por qué deberían preocuparse? Ellos tampoco han dejado de recibir sus generosos sueldos que pagan los contribuyentes, aquellos mismos cuyos derechos están siendo violados por los rufianes.

En la ciudad de México el portavoz presidencial, Rubén Aguilar, le echa la culpa de todo el problema al gobernador priista Ulises Ruiz, a quien acusa de haber tratado de rescatar una estación de televisión secuestrada por los golpeadores. El gobernador, a su vez, dice que la responsabilidad es del gobierno federal por haberse negado a darles a los maestros de la Sección 22 todo lo que exigían, incluida una "rezonificación" que no es otra cosa que un aumento de sueldo. La Secretaría de Gobernación mantiene formalmente una mesa de negociación, pero nadie le hace caso.

La escena me hace recordar otros momentos de la historia. Viene a la memoria la imagen del emperador Nerón que tocaba su lira plañideramente mientras la antigua Roma se quemaba. Y no hay que buscar mucho para encontrar al Hitler que preguntaba cínicamente: "¿Arde París?"

El intento de darle un tinte social al movimiento hace mucho tiempo que se abandonó. La demanda obsesiva de los grupos que protagonizan los bloqueos, la Sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación y la Asamblea Popular del Pueblo de Oaxaca, es que renuncie el gobernador Ruiz.

Y hay sin duda muchas cosas que cuestionarle al gobernador. Su elección se vio teñida por irregularidades, pero las encuestas de opinión previeron su triunfo como lo hicieron los conteos oficiales de los votos. Posteriormente, tanto el tribunal electoral local como el federal avalaron el resultado de la elección.

Hay buenas razones para pensar, por otra parte, que el gobernador ha sido la fuerza detrás de la huelga que la CROC ha mantenido en contra del periódico NOTICIAS, frente a la valiente voluntad de los propios trabajadores que se han negado a aceptar el cierre de su fuente de trabajo.

Pero a pesar de todo Ruiz es el gobernador legítimo del estado y el esfuerzo para derrocarlo no ha seguido un cauce legal. Todo lo contrario. Los grupos que se enfrentan a él han tomado como rehén a la sociedad oaxaqueña. El movimiento es un chantaje abierto que ni el gobernador Ruiz ni el presidente Vicente Fox han tenido el valor de enfrentar.

Nuestros políticos quieren que nos acostumbremos a que los grupos de poder bloqueen las calles de nuestras ciudades y les causen perjuicios económicos a quienes menos tienen. Dicen que no quieren recurrir a la represión y que no quieren mancharse las manos de sangre.

Sin embargo, la vida en una sociedad civilizada sólo puede mantenerse si los pequeños y los débiles pueden acudir a la autoridad para que ésta defienda sus derechos. Entiendo que la fuerza pública no debe usarse gratuitamente, pero lo que están haciendo nuestros gobernantes, al negarse a recurrir a ella, es dejar que se violen impunemente los derechos de los ciudadanos. Y esto es inaceptable.

Hace más de tres meses que permanece tomado el centro de Oaxaca, lo cual ha causado pérdidas multimillonarias a miles de oaxaqueños cuyo único pecado ha sido mantenerse dentro de la ley. Los bloqueos de carreteras y de radiodifusoras violan abiertamente la ley federal, pero a nadie en el gobierno federal parece importarle.

Por eso debemos decirles al presidente Vicente Fox y al gobernador Ulises Ruiz. Ustedes juraron hacer cumplir la ley cuando asumieron sus cargos. Si no tienen la capacidad o el valor para hacerlo, mejor renuncien ambos para que asuma sus responsabilidades alguien que sí esté dispuesto a cumplir con su deber. De otra manera, no solamente estarán promoviendo la destrucción de una ciudad que es Patrimonio de la Humanidad, sino la violación constante de los derechos de miles de ciudadanos que no pueden darse el lujo de esperar como ustedes durante meses o años porque no reciben los sueldos gubernamentales que a ustedes les permiten estar tan tranquilos.

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