17 jun 2009

Más allá del voto

Escrito por Abraham A. Rasgado González

En las últimas semanas se ha puesto de moda la cruzada para anular el voto el próximo 5 de julio. De inmediato, los intelectuales del poder se han puesto a darnos clases de democracia a través de la televisión para enseñarnos a nosotros, pobres ignorantes, que anular el voto no es lo políticamente correcto, que es dañino para la democracia y que nadie tomará en cuenta a los anulantes. Puede ser que sean ciertas y válidas esas premisas, pero lo son en lugares en donde hay prácticas democráticas auténticas, y no en donde hacen un simulacro de democracia, como en México.
En nuestro país, a la democracia se la usa para darle aires de legitimación a los poderes oligárquicos, a los poderes de facto (televisión, narcotráfico, gobiernos que arribaron al poder mediante fraudes electorales, etc.). A la democracia se la nombra para descalificar cualquier descontento social, regañando a los inconformes porque no utilizan los causes “democráticos” e institucionales para expresar sus desacuerdos. Es decir, es sólo un recurso retórico, que desprestigia a esa palabra, si es que algún prestigio le han dejado: están tratando de darnos el mensaje de que no sirve de nada protestar, de ninguna forma que ellos no aprueben y den su visto bueno. Buen intento, pero yo no me la creo.
El voto, dicen esos sabios de la democracia mexicana, no se debe desperdiciar anulándolo. Entonces, ¿es mejor desperdiciarlo votando por el PRI, por el PAN, por el PRD o por cualquier otro partido que son la misma cosa podrida? El voto, lo recalcan, es la esencia de la democracia. ¿Cuál es su democracia? ¿Cuál es esa democracia que nos inventan y que nos mienten?
Alexis de Tocqueville, en su monumental obra sobre estos temas1, hace un estudio positivo de la democracia, pero deja de señalar ciertos vacíos de este sistema, no por falta de capacidad intelectual del gran filósofo, sino porque han surgido factores que en 1835 de Tocqueville ni siquiera se imaginaba existirían; y hasta hace poco igualmente se ha intentado un estudio de la democracia a partir de sus deficiencias.2 Pero estos tratados sobre la democracia se hacen a partir del punto de vista europeo, desde su particular experiencia, y desde esa noción, analizan y juzgan lo que la democracia es y debe ser en América Latina. Y así, los mexicanos que analizan a la supuesta democracia mexicana (los intelectuales de Televisa) lo hacen con una colonización mental vergonzante, pensando como europeos o como estadunidenses, y es por eso que sus análisis están bien para Inglaterra o Francia o Florida, pero no para México. Además de que la mayoría de los comentaristas televisivos, son sicarios políticos, pagados por el poder para arrullar al poder.

Cuando inició la invasión de América, en 1492, los españoles no supieron ver la democracia existente en estas tierras. Los españoles no supieron ver lo otro que había frente a ellos. Sólo vieron algo diametralmente opuesto a lo que ellos eran, y decidieron aplastar, reprimir, acabar, cambiar eso que los indígenas eran. Cortés no supo ver lo que Moctezuma le decía. Moctezuma le dijo a Cortés: toma mi reino, es tuyo. Cortés pensó:

Esto yo en mi sano juicio jamás lo haría, nunca abdicaría a favor de otro que llegase de la nada. Y entonces Cortés juzgó desde su yo, y no entendió al otro. Y la carnicería inició.

Hasta el día de hoy seguimos desdeñando lo que los indígenas practican desde su resistencia democrática: por racismo, por colonización mental y teórica. Hasta hoy seguimos imitando modelos que nada tienen que ver con nuestra organización como sociedad.

Ahora, nos dicen que si anulamos el voto, beneficiaremos a los partidos con voto duro. Nada de eso. Si acudimos a votar y tachamos una de las opciones, sólo estaremos diciéndole sí a la misma corrupción de siempre, a un PRI mafioso, a un PAN corrupto e incapaz y a un PRD traidor (aunque realmente todos los partidos son una mezcla de todos esos errores). Estaremos legitimando, a la fuerza, a un sistema que nos tiene cansados. Y ni siquiera habrá que anular el voto (a los que se van a tomar la molestia de ir a la casilla) siguiendo esa campaña sospechosa para invalidar el sufragio, sino como una forma de hacer patente la deslegitimación de un sistema ya acabado y que nos está fundiendo. Es decir, hay que hacerlo por convicción, y no por moda.

Con el voto no se agota la democracia. La democracia requiere de una lucha pertinaz por la defensa del voto cuando éste es defraudado. Primero decían: si no votas, cállate; cuando el pueblo acudió a las urnas y sintió un fraude a su voluntad, alzó la voz y el poder le dijo: si ya votaste, ahora cállate otra vez. Ahora están diciéndonos: vota y cállate. No. No tenemos por qué acudir siquiera a legitimar de una forma indirecta a los mismos de siempre. ¿Por qué un priísta que se pasó al PRD tendría que ser ahora bueno? ¿El PRD purifica políticamente?

En días anteriores, acudí a una celebración que la comunidad gay de Tehuantepec organizó en el salón Tanguyú. Observé que el candidato del PAN muy amistosamente saludaba a la concurrencia. Y pensé: ¿en época electoral el PAN no piensa que la homosexualidad es una enfermedad? ¿En época electoral el PAN no cree que los ca muxe deban estar en un clóset? ¿El PAN, para ganar votos, olvida su odio hacia los homosexuales? ¿Y los homosexuales, apoyan a quienes los odian? La hipocresía de los políticos está a la vista, y lástima que la gente se trague los cuentos de siempre.

Yendo a votar no se solucionará ningún problema, al contrario, ya se ha demostrado que sólo se empeoran más las cosas: ofrecen empleo, ofrecen seguridad, ofrecen estabilidad, y por supuesto que sucede todo lo contrario. ¿De plano la sociedad no se cansa de ser engañada siempre? ¿Sigue creyendo en las mentiras de siempre? ¿Ahora sí van a cumplir? ¿Quién lo garantiza, su palabra? Ojalá y el pueblo recapacite y se dé cuenta que nunca los partidos políticos serán la solución a los problemas. Ya vimos lo que ha pasado en nuestro municipio, que se sacó a la corrupción e incapacidad priísta, y entró la corrupción y la incapacidad del candidato de Convergencia. Y lo mismo si entra el PAN o el PRD. Ya hemos visto, y ahora ¿con qué nuevas mentiras nos van a salir? Todos son lo mismo.

Tenemos que ir más allá del voto. Organizar a una sociedad desarticulada, pero fuera de los partidos políticos, fuera del sistema, fuera de las reglas que niegan las libertades al pueblo. Aparte de mostrar nuestro rechazo al sistema no yendo a votar, se tiene que exigir a los que estén gastándose el presupuesto, la rendición de cuentas. Los intelectuales de Televisa dicen que hay que protestar porque no hay reelección inmediata en los puestos de elección popular. Nada de eso. Hay que protestar porque los que están en esos puestos, a nadie representan más que a las mafias políticas y a sus intereses.

La sociedad, con no ir a votar, no está dando un mensaje final, es apenas el inicio de la manifestación del hartazgo generalizado. No ir a votar es apenas el inicio de una rebelión popular. Puesto que salir a protestar hoy es peligroso, ahora el pueblo ha decidido no ir a sufragar por un corrupto. ¿O cómo piensan esos intelectuales que se deben mostrar las inconformidades, esperando a que ellos mismos nos aprueben los métodos correctos? Éste es un primer paso. Démosle una patada a todos los partidos y a todo el sistema electoral corrupto.
Yo no voto. Me organizo.



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1 Alexis de Tocqueville, La democracia en América, D. F., México, FCE, 2005, 751 pp.

2 Pueden consultarse de Norberto Bobbio, El futuro de la democracia, D. F., México, FCE, 2007, 214 pp. De Alain Touraine, ¿Qué es la democracia?, D. F., México, FCE, 2006, 309 pp., etc.

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