16 mar 2010

Tras la puerta del poder


Roberto Vizcaíno

—Es posible que una alianza PAN-PRD pueda ganar ahora las gubernaturas de Oaxaca, Hidalgo, Durango y Sinaloa y la del Estado de México en 2011
—Todo es posible, está por verse, aunque de acuerdo a los antecedentes, tendencias y encuestas parecen que eso es más que utópico

¿Por qué Beatriz Paredes firmó un acuerdo con César Nava para que el PAN no hiciera alianzas con el PRD en los procesos electorales a gobernador en Oaxaca y el Estado de México?
¿Por qué -como afirman los involucrados-, los gobernadores Ulises Ruiz y Enrique Peña Nieto le pidieron a Paredes negociar y suscribir ese acuerdo con el PAN?
De al menos estas dos interrogantes es que se han derivado toda una serie de afirmaciones de sus opositores y críticos que, confrontadas con tendencias y resultados de encuestas, simplemente no se entienden.
De ahí surgen dos puntos de vista, percepciones, totalmente contrarias, opuestas.
Mire, me explico:
Los opositores al PRI, sus críticos sin tregua, indican que la firma del acuerdo demuestra que Ulises y Peña Nieto reconocen que sus candidatos podrían perder frente los de estas alianzas.
Dentro de esta lógica el ex príísta Gabino Cué -quien vuelve a ser nominado como candidato común de PAN-PRD y otros a la gubernatura de Oaxaca-, es considerado ya prácticamente por este segmento de críticos y opositores como el próximo vencedor frente al candidato de la alianza PRI-PVEM Eviel Pérez Magaña.
Y en apoyo a esta lógica, indican que Gabino estuvo a punto de ganarle hace 6 años a Ulises, que la votación fue tan cerrada entonces que siempre prevaleció la duda de que a lo mejor hasta Ruiz le robó el triunfo.
Pero fíjese usted que del lado contrario se exhiben datos que simplemente desechan este optimismo pan-perredista alrededor de Gabino Cué.
En primer lugar, hace 6 años Ulises le ganó a Gabino por 35 mil 338 votos, es decir, por una diferencia de 3 puntos porcentuales, que para cualquier elección son muchos puntos.
Ciertamente, Cué obtuvo una buena cantidad de sufragios: 488 mil 640 que representaron el 46 por ciento de la elección, pero Ulises lo superó con 523 mil 978 votos, que sumaron el 49 por ciento, casi la mitad.
Habría que recordar además el contexto en que se dio esa elección:
-El presidente era Vicente Fox y éste actuaba abierta e impunemente en todos los procesos electorales a favor de los suyos.
-El ex gobernador oaxaqueño y exsecretario de Gobernación, Diódoro Carrasco había emigrado al PAN y peleaba abiertamente contra su sucesor, el gobernador José Murat y tomaron a Ulises como punto central de su disputa.
-Diódoro fue, como ahora, el artífice de la anterior alianza a favor de su delfín Gabino Cué.
-El PRI vivía las secuelas del Pemexgate -con el efecto de la multa de mil millones de pesos-, y de una serie de disputas internas a raíz del surgimiento del Tucom, ese movimiento organizado contra Roberto Madrazo por unos seis gobernadores y otros muchos cuadros directivos de gran peso que polarizó al PRI.
-Y en el seno del tricolor daba sus últimos golpes Elba Esther Gordillo, enemiga no sólo de Madrazo, sino también de Ulises Ruiz.
En medio de todo este contexto, Ulises fue ratificado como gobernador por el Trife, el cual no encontró elementos para anular esa elección.
El embate sufrido entonces tuvo su efecto en las elecciones siguientes, las de 2006, cuando, bajo el efecto de Andrés Manuel López Obrador, de 19 diputaciones federales que tiene Oaxaca -11 de mayoría y 8 pluris-, el PRI apenas pudo llevarse 4.
Así, con 14 diputados federales oaxaqueños opositores a él, y muchos otros enemigos, Ulises vivió luego el conflicto magisterial y popular de mayo a diciembre de 2006, absolutamente fabricado en su contra, con el cual Fox y Diódoro intentaron defenestrarlo.
De ahí salió este gobernador para reposicionarse internamente al ganar al año siguiente la mayoría de los 40 diputados al Congreso local, y las principales alcaldías con un total de 352 mil 746 votos del PRI frente a 114 mil 665 del PAN y 204 mil 195 del PRD. Aquí es importante señalar que la suma de estas votaciones pan-perredistas dan un total de 318 mil 860 votos, es decir, 33 mil 886 votos menos que los del tricolor.
Si el reduccionismo con que debaten los opositores del PRI y de Ulises tuviese razón, y los votantes del PAN y del PRD fuesen a ratificar su decisión a las urnas en el próximo proceso, pues de todos modos Gabino seguiría perdiendo con unos 30 o 35 mil votos, no son pocos votos.
Ahora, es importante también señalar que hoy no prevalecen las condiciones de hace 6 años. Hoy Ulises es gobernador y han ocurrido muchas cosas en el camino. El PRI en todo el país va en ascenso y existe un candidato presidencial muy fuerte y muy bien posicionado: Enrique Peña Nieto.
Y hay, hasta donde se sabe, también un acuerdo entre los 19 gobernadores del tricolor y sus cuadros más sobresalientes, para evitar rupturas y confrontaciones internas graves que pudieran exponer el triunfo de Peña Nieto.
Este pacto -que en los hechos y su prospectiva pudiera ser mucho más importante y trascendente que el que firmó Beatriz Paredes con César Nava-, prevé que todos ellos vayan en apoyo de alguno de sus pares que pudieran correr el riesgo de perder las elecciones en sus estados en julio próximo.
Es decir, hay el acuerdo de no dejar perder ninguna de las entidades en juego y donde hoy existe gobernador priísta, es decir en 9 estados.
La otra verdad es que, por su población y electores, por su posición geográfica y por su antecedente histórico -en ellos nunca ha habido gobernador ni del PAN o el PRD-, los estados de Oaxaca, Puebla y Veracruz son esenciales para este grupo de gobernadores, para el PRI, y sobre todo para Peña Nieto.
De ahí que Eviel Pérez Magaña, el candidato del PRI a suceder a Ulises Ruiz, se atreva a afirmar hoy que en esta ocasión él le ganará a Gabino Cue por 690 mil votos.
Por si todo lo anterior no fuese suficiente, las encuestas más serias advierten que el PRI tiene el 37 por ciento de las preferencias frente a un 16 por ciento del PAN y un 11 por ciento del PRD. Juntos estos dos últimos suman 27 por ciento, 10 puntos menos que el tricolor.
Sin duda cualquier cosa puede ocurrir de aquí al 4 de julio próximo. Pero hasta hoy, los indicadores y tendencias dicen que ganará el PRI en Oaxaca y en el resto de las entidades en juego.
Pero hay algo seguro: La posibilidad de que el PRD y PAN vayan en alianza en el Estado de México, cuyas elecciones a gobernador son en 2011, depende de que al menos ganen en una o dos plazas este año.
Hasta hoy el PRD y PAN han hecho alianzas electorales en Oaxaca, Durango, Hidalgo y quizá lo hagan en Sinaloa. Y la verdad es que se ve difícil que puedan sacar adelante alguna de ellas.
En fin, que todo este juego de proyecciones tiene que ver con las elecciones presidenciales de 2012. Así que antes de pensar en una alianza en el Estado de México, PRD y PAN deben ganar en alianza en algunas de las antes señaladas y luego en el Estado de México.
De ahí que vale la pena echarle una rápida mirada a lo ocurrido ahí.
Mire, el Estado de México es el que tiene más población y por lo tanto más electores. Aquí Peña Nieto ganó hace 6 años con 1 millón 801 mil 788 votos mientras que la perredista Yeidckol Polevnsky obtenía 918 mil 638 y el panista Rubén Mendoza Ayala sumaba los 936 mil 773 votos.
Eso fue hace seis años. Un año después el PRI y Peña Nieto perdieron prácticamente todo: de 125 alcaldías sólo lograron retener unas 46 y de 40 diputados federales el PRI y Peña Nieto se quedaron con siete.
Hacia fines de 2006 Peña Nieto era un gobernador muy acotado, políticamente hablando.
Bueno, de ahí salió este político para hacer ganar a su partido en 2009, 98 de las 125 alcaldías (entre ellas las más importantes y populosas que estaban en manos del PAN y PRD), y para quedarse con 39 de las 40 diputaciones federales.
Se dice fácil, pero Peña Nieto recuperó para él y su partido el control político, financiero y territorial en el Estado de México y convertirse al mismo tiempo en el aspirante mejor posicionado con un 65 por ciento de preferencias en todo el país.
Es posible que una alianza PAN-PRD pueda ganar las gubernaturas de Oaxaca, Hidalgo, Durango y Sinaloa ahora y la del Estado de México en 2011.
Está por verse. Aunque de acuerdo a los antecedentes, tendencias y encuestas parece que eso es más que utópico. ¿Entonces por qué Beatriz firmó ese pacto?

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