31 oct 2006
Oaxaca: La caldera social al límite
Le llegó la hora cero a Oaxaca. Fuerzas armadas federales tomaron este domingo 29 de octubre, cruentamente, la ciudad de Oaxaca. Abascal le sacó la vuelta a un nuevo encuentro con los representantes de la APPO.Al gobierno foxista le urgía tomar esta determinación, con el fin de dejarle el “camino allanado” a Felipe Calderón, presidente designado, para que éste asuma el 1º de diciembre. Y hasta hoy no se cayó Ulises Ruiz. Pero es difícil no reflexionar sobre el origen del conflicto.En Oaxaca el principal adversario del pueblo es el caciquismo político que, por más que estemos ya en el siglo XXI, permanece allí, acaso renovándose para precisamente no morir, desde los tiempos de las luchas de Reforma, que a su vez fueron consecuencia del dominio español de tres siglos de la entonces Nueva España.Llegaron la Reforma y la Revolución y las cosas oaxaqueñas no cambiaron sensiblemente ni en lo político ni en lo social. Se desarrolló en el nivel local una suerte de gatopardismo -el acomodo de los grupos de poder local a las cambiantes circunstancias nacionales, pero para persistir- sin que eso signifique que en Oaxaca no haya prendido la llama de la libertad social que llevó por el país el movimiento popular de 1910-17.Lo que distingue a Oaxaca, como a otras regiones de fuerte influencia indígena, es que se mantuvieron los viejos privilegios caciquiles so pretexto de respetar la ley no escrita de “usos y costumbres” locales. Lo cual llevó a la postre a un callejón sin salida en lo social y, como ahora se ve, en lo político, que ha sido incubado, además, en la complicidad de los grupos de poder locales con los federales, y de los ricos locales con las estructuras de poder tanto local como federal.Resultado trágico: Oaxaca es una de las tres entidades más atrasadas de México, pese a su grandísima riqueza popular. Eso es lo que en líneas muy generales expresa el actual conflicto de Oaxaca, por lo cual éste no es un problema sólo del actual sexenio. Por ello no se iba a resolver, como quiere la liviandad del esposo de Marta, ni en “quince minutos” (Fox dixit sobre Chiapas, al comenzar su gobierno en el 2000) ni en varios años, sobre todo si el gobierno de Fox pasó de noche por la problemática social del país, en medio de las fantasías y demagogias limosneristas de sus programas asistencialistas para combatir la pobreza.
El problema de Chiapas en particular es agudo desde siempre. Ahí -por ejemplo desde las décadas de los 70 y los 80- ha habido insurgencia armada clandestina. Cuando en una sociedad se plasma este fenómeno de rebelión es que la caldera social ya no resiste más presión y los gobiernos local y federal no son capaces de resolver los problemas y encontrar la vía para el desarrollo.
Esto tan simple, tan perogrullesco, ni siquiera lo captó Fox. No hay en sus prédicas de largos 6 años una sola frase de comprensión real hacia los problemas de la pobreza, como no sea sus programas asistencialistas de limosnas sociales, en las cuales se quedó anclado, creyendo que con eso bastaba para tranquilizar las buenas conciencias panistas y de él. Lógico, tampoco los gobiernos priístas federales anteriores, ni los también priístas locales, fueron capaces de afrontar como era debido la frágil situación social de Oaxaca.
Creyeron los de antes y cree el de ahora que con frases y promesas de esperanza el estado se iba a mantener “tranquilo”. Ya se ve que no, que no está tranquilo, y que incluso si la APPO está siendo derrotada en la actual compulsa, por vía violenta, los conflictos y los estallidos seguirán estando a la orden del día
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