En cinco acciones simultáneas, las policías ministerial y preventiva, respaldadas por presuntos militantes del PRI, atacaron esta tarde a balazos barricadas de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), en acciones donde resultaron muertos el camarógrafo neoyorquino Bradley Roland Will -quien recibió dos impactos de R-15-, el profesor Emilio Alonso Fabián, de la delegación de los Loxicha, y el comunero Esteba Ruiz, además de 23 personas heridas por arma de fuego. Cinco de los lesionados estaban en el bloqueo en la colonia La Experimental, 13 en Santa María Coyotepec y cinco en Cal y Canto.
Después de las 21:00 horas se informó que en Santa María Coyotepec fueron detenidos 20 profesores, de los cuales 13 estaban heridos de bala y fueron hacinados en la cárcel municipal.
La jornada de violencia en la capital del estado y sus municipios conurbados fue el preludio de una incursión policiaca del gobierno de Ulises Ruiz Ortiz, que se preparaba a "recuperar" la ciudad en las primeras horas de este sábado, y en momentos en que se cumplía el plazo definido por la APPO para que el gobernador presentara su licencia al cargo.
La APPO declaró la alerta máxima, pues tiene informes de que la policía del estado prepara un operativo "de gran calado" para disolver el movimiento.
Esta noche, además, la policía finalmente rompió el plantón permanente en la casa de gobierno y las oficinas de la policía estatal, en Santa María Coyotepec, donde después de desalojar a los profesores y simpatizantes de la APPO incendiaron vehículos y persiguieron a los plantonistas en el monte.
La dirigencia del movimiento ciudadano reportó la desaparición de al menos 50 profesores que mantenían el bloqueo en las oficinas donde despachaba Ruiz Ortiz, y responsabilizó de la agresión armada a Elpidio Concha Arellano, dirigente estatal de la Confederación Nacional Campesina (CNC) y ex diputado federal, y a los alcaldes de Santa Lucía del Camino, Manuel Martínez, y de Santa María, Jorge Pablo.
El pasado 16 de octubre, Concha Arellano dio a conocer un documento en el que los sectores priístas advertían que su partido llevaría a cabo "las acciones necesarias para restablecer el orden, el estado de derecho y la paz social" en la entidad, y que si el gobierno federal no aplicaba la ley de manera "implacable a los desmanes y vandalismos, nosotros mismos vamos a dar la solución al problema".
Ante la gravedad de los hechos, el movimiento social determinó reforzar las barricadas, sobre todo porque se confirmó que el operativo también abarcaría una incursión en el centro hstórico, así como detenciones de dirigentes por parte de la Agencia Federal de Investigación (AFI), que envió un avión con 100 agentes que están acantonados en el hangar de gobierno.
Durante dos horas, desde las 5 de la tarde, la capital oaxaqueña vivió un escenario de represión sin precedentes, y en todo momento, desde Radio Universidad -la única estación que informó de las agresiones- se dio cuenta del operativo para acabar con el movimiento que exige la salida de Ruiz Ortiz.
Las zonas donde se ejerció mayor violencia fueron las de Santa Lucía del Camino y La Experimental.
Los disparos en Santa Lucía coincidieron con una reunión que sostenían simpatizantes de la APPO y vecinos con Flavio Sosa, uno de los líderes del movimiento, quien llamó a mantener la calma.
En el cruce de la calle Cal y Canto con Ferrocarril pidió a sus compañeros: "hay que llevárnosla tranquila. Tienen armas largas y somos blanco fácil".
Se refería a un grupo de presuntos policías ministeriales y militantes del PRI, que unos minutos antes habían cruzado por la esquina de Juárez y Arboles, a unos 100 metros de la barricada.
La balacera inició desde una casa particular en la calle Juárez, y los brigadistas se percataron de que quien disparaba era una mujer. "¡Pinche vieja!", gritaron. Para tratar de contrarrestar la agresión, hombres cubiertos con paliacates subieron a un camión de volteó y, de reversa, lo estrellaron contra el portón de la casa desde donde se abría fuego.
Otros más utilizaron los tubos que, a modo de bazucas hechizas, confeccionaron para disparar cohetones, y los dirigieron hacia el inmueble.
En esos momentos, del fondo de la calle, los sujetos -la mayoría con camisetas rojas- que previamente habían bajado de camionetas tomaron las armas y comenzaron a disparar contra los brigadistas.
Entre las ráfagas, los simpatizantes de la APPO atinaron a responder con más cohetones e, inclusive, con resorteras, y fotógrafos, camarógrafos y reporteros se cubrieron en las paredes, detrás de automóviles y camionetas, así como de piedras, postes y árboles.
Oswaldo Ramírez tomaba fotografías parapetado detrás de una camioneta, cuando recibió el rozón de una bala. El camarógrafo neoyorquino Bradley Will, de la agencia independiente Indymedia, estaba en medio de la calle con su cámara para registrar los disparos, cuando recibió dos impactos, uno en el costado y otro en la boca del estómago.
Su compañero fotógrafo Gustavo Vilchis y tres personas más lo tomaron de brazos y piernas y lo llevaron en vilo por la calle Juárez, para depositarlo en el asfalto de Arboles, donde le arrancaron la camiseta. Ahí, Vilchis aún trató de auxiliarlo y le dio respiración de boca a boca, pero Will había perdido el color, estaba pálido y sus ojos estaban, literalmente, en blanco.
"¡Un carro, un carro!", gritó un joven al que un paliacate le cubría el rostro. "¡Una ambulancia, una ambulancia, le dieron a un periodista!". "¡Es un periodista, ábranla!", clamó otro, mientras Will seguía tendido en la calle.
Los propietarios de un Volkswagen blanco, con placas LUG6235, del estado de México, entraron a la calle de reversa hasta unos metros de donde yacía el camarógrafo estadunidense. En medio de la desesperación, abrieron la puerta derecha, abatieron el asiento y lo introdujeron en el asiento trasero. Segundos después, el vehículo arrancó entre un estruendo del motor y las llantas.
Lo llevaban a la Cruz Roja de esta capital, pero falleció en el traslado. "Lo sentimos, su compa se quedó en el camino", dijeron los brigadistas que llevaban a Will.
A las siete de la noche, vecinos y brigadistas preparaban unas 200 botellas de vidrio como bombas molotov para repeler a los hombres que dispararon y que, a esa hora, se habían replegado al fondo de la calle, donde se encuentra la agencia municipal, y en la que montaron su propia barricada.
De manera paralela, supuestos militantes del PRI, entre quienes se confundieron policías armados, atacaron el plantón permanente en la sede del gobierno del estado y de la policía, en Santa María Coyotepec, donde falleció el profesor Emilio Alonso Fabián y 13 personas más fueron heridas. Ahí también, reporteros quedaron en medio del fuego, aunque ninguno resultó herido, si bien las balas se impactaron a corta distancia de donde se refugiaban.
Por la noche, el secretario de Gobierno, Heliodoro Díaz, ofreció una conferencia en la que acusó a integrantes de las barricadas de haber matado al comunero Esteban Ruiz.
Según el funcionario, el asesinato de Esteban Ruiz ocurrió después de que integrantes de barricadas despojaron de un automóvil al comisariado de bienes comunales, quien debió caminar hasta su comunidad, donde informó del hecho, y cuando sus vecinos acudieron a rescatar el vehículo empezó un enfrentamiento, en el que murió el campesino.
Desde la mañana, cuando inició el bloqueo de la ciudad por parte de la APPO, se habían suscitado roces entre plantonistas y vecinos de las colonias afectadas por el cierre de carreteras y avenidas, que reclamaban su derecho al libre tránsito.
A partir del acuerdo de la asamblea popular, en las primeras horas de este viernes se bloqueó el acceso a Oaxaca en la carretera de México, a la altura de Viguera, así como en la entrada del istmo, por lo que cientos de personas, inclusive turistas con sus maletas, caminaron varios kilómetros para llegar al centro de la ciudad. También, centenares de personas debieron llegar a pie a sus centros de trabajo o a sus compromisos.
Las balaceras en Oaxaca empezaron a las 10 de la mañana, y en la Ciudad Universitaria desconocidos brincaron la barda del campus y prendieron fuego a las oficinas de la dirección de la Facultad de Derecho, para distraer la atención de estudiantes que resguardaban las instalaciones de Radio Universidad, pues un grupo de encapuchados vestidos de negro pretendieron ingresar para tomarla.
Poco después hubo más disparos en el puente de El Rosario, donde fue levantado el mecánico Gerardo Sánchez, quien fue recluido en el penal de Tlacolula acusado de disparo de arma de fuego. La tarde cerró con las agresiones en la colonia La Experimental, donde se encuentra la sede de la Procuraduría General de Justicia del Estado, en Santa Lucía del Camino y en Santa María Coyotepec.
La mayoría de los comercios y hoteles del centro histórico cerraron a las siete de la noche y la sociedad oaxaqueña se fue a dormir con miedo, pero con la certidumbre de que este sábado podría darse una incursión policiaca masiva.
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