28 abr 2009

¡Piénsale! No votes, lucha por tu vida; que no te vean la cara


Por Pedro Echeverría V.
1. Durante muchas décadas los partidos y los políticos le han visto la cara de tontos al pueblo y a los electores. Durante los regímenes priístas (a pesar de que no hubo oposición electoral) el pueblo salió a votar porque nunca entendió que era un derecho y no una obligación. Además se le amenazaba: si no votaba no podría inscribir a sus hijos en la escuela o no se le daría créditos ejidales. El PRI escondía para sí el porcentaje de votantes, pero informaba que obtenía a su favor él más del 95 por ciento de sufragios. Las cosas comenzaron a ser diferentes a partir de los ochenta. El Estado creó una oposición controlada para que crea en el voto y no piense en luchar en las calles, en las fábricas, las escuelas, y los campos. Así se impuso lo electoral.

2. De los 107 millones de habitantes del país, unos 70 millones tienen derecho al voto aunque menos de la mitad de ellos saldrá a sufragar. Hace seis años, en 2003, el 59 por ciento de los electores se abstuvo y otro porcentaje nulificó su voto. El PAN y el PRD perdieron diputados y el PRI aumentó el número de sus legisladores. Fue un castigo al sistema de explotación y opresión y al gobierno farsante de Fox. Éste hizo la finta de estar preocupado y comenzó a cogobernar con el PRI. Si en vez de votar el 41 por ciento lo hubiera hecho el 70 los políticos se hubiesen sentido felices porque el pueblo los apoya o está contento. La realidad es que votando o no votando casi nada cambia porque la población no sale a las calles a luchar por sus derechos.

3. El pasado domingo, viendo el programa “Encuentro”, con cuatro inteligentes periodistas: Crespo, Granados, Caballero y Rocha, pude reconfirmar que no existen argumentos para convencer a favor del voto. Por el contrario, para demostrar que los electores deben abstenerse de ir a votar o, por lo menos, ir y nulificar su voto, existen mil razones. Al parecer solamente deben votar los que están plenamente convencidos de hacerlo porque piensan o están seguros que el pueblo mexicano saldrá beneficiado. ¿Por qué votar si se desconfía del IFE partidarista, si se está contra la dilapidación de recursos públicos, si los partidos y los políticos han demostrado mucha corrupción, si las encuestas y medios de información manipulan a los electores?

4. El Instituto Federal Electoral (IFE) no es neutral o independiente, sino producto de acuerdos entre partidos y gobierno. Los representantes de ese organismo, además de cobrar más de 400 salarios mínimos (los funcionarios mejor pagados del país) están llenos de ambiciones monetarias, pues pidieron más aumentos y por vergüenza se echaron para atrás. Casi todos los funcionarios anteriores del IFE hoy son destacados miembros del gobierno y de partidos que han demostrado ser muy corruptos. ¿Quién puede confiar en la neutralidad de una institución que se mueve por indicaciones partidarias de Calderón, del PAN y del PRI? Ya estaremos escuchando las condenas al IFE como las mentadas de madre a su presidente de 2006. ¿Vas a votar por ello?

5. El derroche o dilapidación multimillonaria del presupuesto público ha mantenido postrado al país desde siempre. El pueblo mexicano ha denunciado a los gobiernos de México de desfalco del erario nacional en beneficio de parientes y amigos. A esa condena del pueblo contra el derroche presupuestal y los altísimos salarios se han incluido hoy a los altos jueces de la Suprema Corte, los parlamentarios del poder legislativo y los partidos políticos. En los tiempos de campañas políticas no solo se gastan los dineros que otorga el gobierno federal sino que también los gobiernos estatales y municipales intervienen con recursos para beneficiar a partidos y políticos. ¿Para convalidar esos salarios y desfalcos saldrá el pueblo a votar?

6. Los partidos políticos han conformado una “partidocracia” para beneficio propio; en vez de representar los intereses de la población se favorecen así mismo como dirigentes para permanecer en el poder 20 o 30 años. PRI, PAN, PRD, Verde, etcétera, aunque digan que ideológicamente son diferentes, en sus prácticas políticas no tienen diferencia alguna porque los pocos principios ideológicos y morales que pudieran tener, desaparecen. El caso de los saltimbanquis como Castañeda, Sodi de la Tijera, Aguilar Zínser que estuvieron en el PRI, PRD, PAN, etcétera y hoy el del secretario general del IMSS, son una muestra que los partidos políticos son iguales de corruptos que los políticos que los representan. ¿Por esos partidos vas a votar?

7. Los políticos sólo buscan poder y dinero; brincar de un cargo a otro o se cambian de partido sin el menor prejuicio. Hace 30 años criticaban acremente al PRI porque los políticos de ese partido sólo saltaban de un cargo a otro y se los repartían en familia; hoy cada dirigente del PAN y del PRD lleva en su haber cuatro o cinco cargos, más de 20 años brincando de una diputación a una senaduría, de una presidencia municipal o a un cargo de partido y también, como el PRI, se los reparten en familia. Parecen haber perfeccionado la adquisición de privilegios. El cinismo ha sido brutal. ¿Por qué votar por ese tipo de personalidades (aunque sean amigos personales) cuya característica básica es permanecer en el poder por encima de cualquier cosa?

8. La publicidad y propaganda electoral es enloquecedora. Radio y televisión se llevan casi el total de las sumas millonarias de las campañas de los partidos. Estos en lugar de explicar a la población sus objetivos y programas ocupan su tiempo en preparar espots de 40 segundos que dedican a vituperar al adversario. Al mismo tiempo esos medios de información propagan ampliamente encuestas electorales que fortalecen a sus intereses con el fin de inclinar los votos a favor de candidatos y partidos determinados. La TV y la radio, por lo menos desde la década de los setenta, no han dejado de intervenir en política y de mantener a sus personeros en cargos de gobierno y en el poder legislativo. Éste no ha podido limitar el monopolio de Televisa y TV Azteca.

9. ¿Por todo eso vas a votar? ¿Vas a votar para ejercer un derecho en abstracto que hoy sólo representa la legitimación de un sistema económico y político cada vez más injusto? ¿Vas a votar para que Felipe Calderón se legitime diciendo que hay confianza en las instituciones y para que los legisladores digan que representan al pueblo? ¿Por qué no pensar en organizarse en los centros de trabajo, en las escuelas, en las colonias, en las calles, para luchar directamente por nuestros derechos colectivos e individuales? ¿Vas a votar para que continúe el desempleo, los salarios de hambre, la privatización de los servicios educativos y de salud? Votar ahora, ante estas condiciones concretas, es ilusorio. Es reconfirmar el poder de la burguesía y enajenar al pueblo por ese camino.

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